L'eau de la vie

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿En dónde quedó?

¿A dónde se van todos los sentimientos que compartimos? Es como un acto de magia, pero ¿hacia dónde se va toda esa energía en forma de amor? ¿Se esconde y luego aparece de nuevo? ¿Desaparece para siempre?  ¿Nos engaña haciendo como que está ahí pero en realidad no?

Eso me pregunté el día de ayer, cuando lo vi. Y cuando nos besamos sentí que no había nada. Pero cuando platicamos sí. Entonces, ¿está o no está? O  tal vez quedaron rastros de lo que fue y lo que hay ahora ni siquiera es amor, ¿o sí?

Probablemente en un universo paralelo las cosas sí puedan ser. Probablemente ya lo estén siendo. No sé.

Tú dices "te amo" y yo me quedo en silencio, ¿porque no lo siento o porque no quiero reconocer que aún lo estoy sintiendo?

Mi cabeza se llena de preguntas, ¿en dónde quedó mi seguridad? ¿En dónde quedaron mis ganas? ¿En dónde quedó mi convicción? ¿En dónde quedó mi confianza? Apareces, y te llevas casi todo lo que tengo.

Vete o quédate, pero decídete de una vez, Sandra.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El fin

Hace algunos años, por estas fechas, yo era la persona más feliz del mundo. Por primera vez en la vida, supe, o creí saber lo que es el amor. Cada octubre marca el año. Ya no sé qué esperar cada vez que llega septiembre. Sebastian y yo, para octubre de unos 4 o cinco años atrás, éramos más felices que nadie; y cuando todo se acabó, recordaba cada octubre con dolor, con un dolor muy profundo en el alma. Hasta el año anterior, que decidí verificar si lo que extrañaba era al recuerdo o a él. Obviamente, me di cuenta de que lo nuestro había muerto ya desde hace un tiempo, pero me sirvió para decidir dejarlo ir, por completo.

El octubre anterior, dos personas muy especiales en mi vida, también pasaron malos momentos. Y hoy, un año más tarde las cosas aún no se ven claras, pero tampoco tan turbias como el día de ayer. Cada vez que veo los ojos y las mejillas, de aquella mujer de tez impecablemente blanca, escurrir en agua salada, mi corazón no se parte en dos, se parte en mil pedazos; es como una pesadilla de más de un año de antigüedad. Tal vez ella se siente como me sentía yo hace 3 años y no sabe ni siquiera lo que su propio corazón le está diciendo.

Y aunque trate de no llorar con esto, no puedo. No puedo porque a nadie le gusta reconocer el final de nada. Porque nos hacen crecer pensando que el amor es eterno. Y no. El ser humano no es lo suficientemente inteligente para mantener viva esa semilla por tanto tiempo. No todos. Tal vez el fin ya llegó, pero nos agarramos tan fuerte a él que sólo nos hacemos más daño.

Hay que amar, y hay que hacerlo con fuerza y con ganas. Y cuando es el fin, hay que tener fuerza, sin importar las ganas.


sábado, 1 de octubre de 2011

En medio de la nada. Lo infinito es sinónimo de misterio, nunca sabes qué va a pasar o qué hay más allá. Sólo puedo pensar en colores, en melodías. Ahogo el llanto como el océano ahoga un naufrago. Hoy es uno de esos días en que todos los recuerdos que creía lejos de mi, está más cerca de lo que pensé alguna vez. Es como una pesadilla en mi interior de la que no se puede despertar jamás. Y siento como mi visión se vuelve borrosa de tanta agua salada. Siento que no soy lo que quiero ser, y que tampoco estoy haciendo nada para cambiarlo. Tengo tanto miedo de estar sola.

martes, 23 de agosto de 2011

Douce

Así es, depronto escuchas pasos, voces. Abres los ojos, hay luz. Una nueva razón para levantarse y sonreir. Te estiras, te sientas. Giras la perilla de la puerta y la giras de nuevo, esta vez la del baño. Giras nuevamente la llave de agua. Y tu ropa se desliza suavemente por tus piernas y tus brazos. Se te eriza la piel, como si hubiera un frío antártico. Vello por vello, poro por poro. Entonces te sumerjes en la caída de agua tibia como si cada gota se esforzara por complacerte y hacerte sentir vivo. Cada color, cada aroma, cada sensación, son tan frescos como los rocíos en primavera.

Así es el despertar para mi. Me dí cuenta de que lo único que podría hacerlo mejorar, sería hacer cada paso, contigo a mi lado.

lunes, 22 de agosto de 2011

Entonces, cuando el Sol acariciaba el verde del pasto, y tu cabello castaño, me di cuenta de que iba a recordar ese momento para toda la vida. Es de esas veces que te gustaría que duraran para siempre, y de pronto, se acaban.

Un momento contrastante. Colores, tiempo, espacio, sentimientos. Sí, ojalá fuese eterno.

viernes, 1 de julio de 2011

Entre flores y rocas.

Estoy segura de que van a entender el punto, antes de la explicación. Les mando muchos besos, gracias por leerme.


Ahí iba, esa frágil y delicada infante, recogiendo todo lo que encontraba a su paso. Caminando lentamente, un pie frente a otro, se detiene, se agacha, observa y lo toma. Un pie frente a otro, una y otra vez, contando cada paso, pero sin perder de vista lo que había al rededor y al mismo tiempo contemplando como los tendones de sus piesitos se mueven cada vez que da uno más. Flores, prendedores, cuentas, catarinas, libros, rocas y cada vez que se le llenaban los brazos, guardaba todo dentro de su pequeña aunque infinita mochila. El ruido de las hojas de los árboles, moviéndose con el viento. Es extraño cómo el rededor parece ser todo y nada a la vez, cómo está lleno y vacío, liviano y al mismo tiempo pesado.

El viaje no parece tan largo, porque no hay horizonte; no sabe a dónde ir. Sólo camina, observa, se detiene, toma y guarda, sigue caminando.

Caminando pasó mucho más tiempo, más de lo que incluso pensó podía recorrer. Creció, y nunca lo notó porque jamás pudo verse a sí misma. De pronto, ya no cabía más en su bolsa, recogiendo tantas cosas que no iba a utilizar, tantas cosas que sólo estorban, tantas cosas que se descompusieron con el paso del tiempo, que se volvieron obsoletas, inútiles, que incluso nunca utilizó. Objetos, que representaron mucho más de lo que pensó cuando los recogió, que dudó que le sirvieran alguna vez y sin embargo, están atrofiados de tanto uso; algunos parece que tienen vida eterna. Flores, que a pesar de ser tan hermosas cuando las tomó, ahora, se encuentran secas o podridas pero igualmente sin vida. Rocas que sólo servían como un peso enorme atado a ella, sólo para anclar.

Al momento de clasificar y decidir qué llevar y qué dejar, parecía tardarse más de lo que había caminado en su relativamente, corta vida. Entonces, al mirar cada uno de los objetos que poseía, recordó el momento exacto en que lo levantó, casi como si tuviera un archivo mental de cada segundo de su vida. La sensación exacta al momento de obtenerlo, la textura, el aroma recorría cada milímetro de su nariz, una vez más, transportándola hasta aquel instante.

Derramó unas cuantas lágrimas, casi como la brisa del amanecer en la costa. Cerró los ojos. De pronto sintió como cuando tragas una pastilla que parece atorarse durante todo el día en tu garganta. Y la nostalgia la invadió. Sabía que había que caminar más, no sabía cuanto, sólo más. Algunas cosas tenían que irse, algunas todavía tenían vida, podían servir, poco o mucho tiempo más, qué importa. Las contó: seis. Las guardó, se paró y continuó. Le pareció extraño caminar sin tan poco peso, echando de menos cada momento su anterior carga. Se mantuvo tanto tiempo recordando que se olvidó de seguir observando. Decidió regresar y corriendo desesperada, tropezó. Al despertar de su inconsciencia, le pareció ver que algo brillaba a lo lejos. Pequeño pero resplandeciente, se levantó, y se acercó sigilosamente a su objetivo: un diamante.

Pasamos gran parte de nuestras vidas almacenando, recuerdos, objetos, personas; sin darnos cuenta de que necesitamos espacio para nuevas experiencias, buenas o malas, todas enriquecedoras. Pasamos tanto tiempo considerando deshacernos de algunas y cuando al fin lo hacemos, desperdiciamos aún más en nostalgia inútil que no nos permite ver otras cosas maravillosas, hasta que tocamos fondo.

No está mal detenerse, observar y guardar. Lo que es dañino, es no querer darnos cuenta cuando algo nos lastima o ya no funciona, por temor a no encontrar algo similar. Obviamente, nunca encontraremos nada igual, puesto que todas las flores son diferentes, todas las rocas son distintas, cada experiencia es única. Primero hay que tener en claro qué buscamos, así ahorraremos tiempo observando, almacenando, desechando y llorando. Será más fácil encontrar algo mejor la próxima vez. Igualmente, existen cosas que aunque parecen muy bonitas, pueden hacernos daño desde el primer momento, tenemos que aprender a medir el riesgo y si no lo vale, simplemente alejarse y seguir el camino. Y por otro lado, hay algunas que vale la pena conservar toda la vida, por eso dicen que los amigos se cuentan con los dedos de una mano.

La vida es un ciclo y desgraciada o afortunadamente, todo tiene un principio y un final. El secreto, es reconocer cada uno y jamás, jamás, despreciar aquel insecto de aspecto desagradable, porque cuando menos te lo esperes, será una hermosa mariposa, que te ayude a recorrer entre nubes y arcoiris, la eternidad de el cielo azul.

Atentamente Sandra G.

miércoles, 22 de junio de 2011

Mitomanías

El creía conocerme, el sabía que mi color favorito es el acquamarina, que mi helado favorito es el de coco y el de maracuyá. Sabía que odio los jeans, que amo los shorts. Sabía que a pesar de que los dulces son mi único vicio, jamás he tenido una caries. El sabía que mi tamaño nunca me impidió hacer cosas grandes. Sabía que mis ojos son café, pero un café distinto al común. Sabía que nunca me importó ser diferente, que muchas cosas jamás me daban pena, pero que aún frente a el, nunca pude mostrar ciertos detalles de mi. Conocía perfectamente cada lunar, cada espacio, cada lugar. Sabía que me encanta usar crema con olor a chocolate. Que mis panditas favoritos eran los rojos. Que me encantan los dulces de Wonka. Que nunca pido palomitas en el cine. Sabía que mis peliculas favoritas son las de comedia y que prefiero llamarlas -de risa-. Sabía que tengo muchos sueños. Que me gusta ser independiente. Que prefiero no pedirle nada a nadie. Conocía de mi, los mejores y peores momentos. Sabía que soy Aries. Sabía que mi flor favorita es la gerbera. Que amo la playa y las ondas que forma el agua salada en mi cabello lacio y pesado.
Pero lo que no sabía, es que soy fuerte, soy valiente y soy mucho más que lo que el creía saber. No sabía que le di todo de mi, que lo sacrifiqué todo por el.

Y mucho menos ahora sabe, que nunca, nunca me volverá a tener. Pero en cuanto lo sepa, también va a saber, que como yo, jamás va a encontrar a otro ser.

Te deseo lo mejor de verdad, y entre ello va, que te des cuenta de lo que le estás haciendo a alguien que no tiene nada que ver con tu egoísmo, que madures, y te des cuenta de vas a perder a la única cosa que te queda. Que aunque digas que no la quieres como a mi, sabes que al único que quieres es a ti.